Sin duda, es uno de los días más esperados del año por los niños, porque nosotros ya hemos tenido nuestro amigo invisible, ya sabéis.
Todos los años el día de Reyes, vamos a merendar a casa de mis padres con los niños, sus primos, tías, etc. Allí recogen sus regalos con ilusión, y los mayores mientras comemos roscón. Un roscón que por cierto, me sale riquísimo, y he pensado en compartir con vosotros la receta. ¡Animaros! Es más sencillo de lo que parece y no hay nada mejor que el roscón casero para finiquitar las Navidades. Eso sí, a partir del día 7, todos a plan J
Ingredientes:
650 gr de harina de fuerza, 160 ml de agua templada, 90 ml de leche tibia, 120 gr de mantequilla del tiempo, 30 gr de levadura, 120 gr de azúcar, 3 huevos, 2 cucharadas de agua de azahar, piel rallada de una naranja, frutas escarchadas y guindas al gusto y por supuesto… ¡Un haba y una figurita!
Preparación:
Lo primero que haremos será disolver la levadura en el agua templada. Ponemos los 600 gr de harina de fuerza en un bol grande y hacemos un hueco en medio donde añadimos la mezcla de agua y levadura, el azúcar, la leche, la ralladura de naranja, el agua de azahar y la mantequilla. Lo mezclamos bien y vamos añadiendo dos huevos.
Enharinamos una superficie lisa y colocamos nuestra masa para seguir trabajándola con las manos. Si es necesario, añadimos más harina para poder trabajar la masa, teniendo en cuenta siempre que debe quedar una textura pegajosa.
Cuando la tengamos lista, hacemos una bola y la dejamos reposar dos horas en un recipiente hermético o con dos paños húmedos para que leve.
Cuando la saquemos, la masa será el doble de grande. La ponemos de nuevo en una superficie plana y poco a poco vamos creando la forma del roscón. Un consejo: Haced el agujero grande porque la masa siempre crece al hornear. En este momento, introducimos por la parte de abajo el haba y la sorpresa y lo escondemos bien entre la masa.
Precalentamos el horno a 200º y mientras batimos un huevo para pintar el roscón, y lo decoramos al gusto con fruta escarchada y guindas. Lo metemos al horno durante 15-20 minutos, o hasta que esté doradito y lo dejamos enfríar.
Para lo más golosos: abrir por la mitad, poner nata montada y volver a cerrar. ¡Es ultradelicioso!