Este año, la tendencia british vuelve con fuerza, y yo reconozco que estoy encantada. Me encantan los zapatos Oxford de todas las formas y colores: con brogues, con y sin cordones, en botines y zapatos… Aprovechando que pronto se acerca la Navidad, ¿por qué no os dais un capricho y os regaláis un par? Por su comodidad y versatilidad, ¡os aseguro que no os arrepentiréis!
¿De dónde vienen?
Como su propio nombre indica, los Oxford se llaman así haciendo honor a la universidad de Oxford, en la que se pusieron de moda en el siglo XIX entre los jóvenes estudiantes que buscaban justo eso, un tipo de zapato elegante, sencillo y cómodo, adaptado a la vida universitaria. Por supuesto, en aquella época era un zapato exclusivamente masculino, y se caracterizaba por ser abotinado, cerrado y con cordones.
Un zapato unisex
Pero, ¿cuándo se democratizó este zapato? En el siglo XXI, poco a poco, las mujeres lo empezaron a incluir en sus vestidores para dar un toque masculino y sofisticado a sus looks sin necesidad de utilizar tacones.
Una de las primeras firmas en ver el potencial de este calzado fue Ralph Lauren, que a finales de los 70 popularizó el estilo dandy que podemos ver, por ejemplo, en la película de Annie Hall. A partir de aquí, todos los diseñadores han hecho sus propias versiones y hoy en día los podemos encontrar de todas las formas y colores, para ellos y para nosotras.
¿Cómo combinarlos este invierno?
La versatilidad de estos zapatos hace que los puedas llevar como quieras: Con falda, Jeans, pantalones de vestir… Además, los tienes planos, con suela track, con tacón… Lo más importante de todo es te sientas cómoda con el modelo que elijas.
Personalmente adoro cómo quedan un par de Oxford planos con un Jeans y un jersey durante el día para ir a la oficina, pero también los combino con una falda o un pantalón de vestir para salir a cenar. Y por supuesto, es el tipo de calzado ideal para trotar con los niños y estar siempre cómoda, pero sofisticada. Así que ya sabéis, ¡Feel British y haceros con un par de ellos!