Apuesto a que vosotras, como yo, más de una vez os habéis llevado las manos a la cabeza al contabilizar la cantidad de bodas, bautizos y comuniones a los que debéis acudir en un solo año. ¡Ay! Y más aún al echar cuentas mentalmente de todos los gastos que tantos eventos llevan aparejados. ¡Doble ay! Ahora bien, antes de cancelar las vacaciones de verano os propongo un cambio de perspectiva: pensad que no es tiempo de gastar… sino de invertir.
Os hablo de invertir porque yo, que tradicionalmente he tenido muchos compromisos, he aprendido a aprovechar las grandes ocasiones para construir un fondo de armario al que más tarde le he sacado, y le sigo sacando, mucho partido. ¿La clave? Un poquito de previsión a la hora de comprar ya que, como sabéis, muchas veces el pensar a corto plazo acaba por salir más bien caro. Como siempre, comparto con vosotras los consejos que a mí me han funcionado:
– A la hora de elegir las prendas que os vayáis a poner, primad ante todo la calidad y decantaos por modelos básicos en colores fácilmente combinables. ¿Ejemplos de lo primero? Vestidos cortos lisos, monos, faldas o vestidos con cortes midi. ¿Ejemplos de lo segundo? Color nude, tonos pastel, beige, azul marino…
– El mismo principio se aplica al calzado, que debe ser cómodo, de alta calidad y en tonos neutros. ¿Retirarse antes de tiempo por culpa de unos zapatos molestos? ¡Una vez y nunca más! Os dejo una pequeña selección de zapatos y sandalias que estoy segura que amortizaréis en poco tiempo:
– Estos zapatos de piel y con un poco de tacón de Fosco, color nude y con puntera negra, ideales tanto para un cóctel como para ir al trabajo.
– Estos zapatos de tacón con estampado de serpiente, de piel y con tonos beige y nude. ¡Pegan con todo!
– Estos salones negros con tacón ancho de Di Fontana, probablemente el zapato más versátil del planeta.
– Estos elegantísimos peep toes de Fosco en piel de serraje.
– Estas sandalias de tacón color beige de Di Fontana, con un tacón súper cómodo y que, además, sujetan el pie, perfectas para largas noches de verano…
– La clave, como podéis imaginar, está en los accesorios: ellos conseguirán que un look sea radicalmente distinto a otro aun cuando lleves puesto el mismo vestido. Sé especialmente cuidadosa y dales el protagonismo que merecen: combina colgantes-joya, pendientes llamativos, un clutch de fiesta…
– ¡Y presta atención al pelo! Cuando ni el vestido ni el calzado son especialmente llamativos, la ocasión es perfecta para experimentar con tu cabello. Ponte en manos de tu estilista de confianza y déjate aconsejar. Y lo mismo en relación al maquillaje.
Si habéis seguido estos consejos y habéis comprado ropa y calzado básico de buena calidad no os costará trabajo rentabilizarlo, ya sea en otras celebraciones, ya sea en vuestro día a día. Pensad en ese vestido combinado con unas cuñas, con unas sandalias planas o con unas deportivas urbanas. Seguro que funciona. Y esos zapatos, ¿los puedes llevar a la oficina? Seguro que sí. ¡Ya me contaréis!